En la web podréis leer un artículo sobre nuestro local, pero nosotros queremos destacar un fragmento en concreto que nos agrada y nos gustaría compartir con vosotros. Aquí os lo dejamos:
Una mujer emprendedora
Cándida Santos vino con su marido e hijos de Asturias. Como tantos otros esperaban encontrar aquí un futuro mejor. Y lo consiguieron. Cándida pasó de ama de casa a cocinera. Surgió la posibilidad de hacerse con el local ubicado en la calle de La Bola. Por aquel entonces no había muchas casas de comidas y la bisabuela pensó que sería buena idea dar de comer a estos madrileños que pululaban por el barrio.
Primero ideó cuál sería la comida que más clientes podía atraer: el cocido. Después tuvo además la habilidad de dirigirse a distintos grupos de clientes: preparó cocidos más o menos sustanciosos y, por tanto, más o menos baratos, de forma que se atendía a tres tipos de comensales. A mediodía se servía un cocido de 1,15 pesetas paraobreros y empleados; una hora más tarde y por 1,25 pesetas se atendía a los estudiantes añadiendo al cocido gallina. Ya a a partir de las 14:00 el público era más selecto, periodistas y senadores, y el cocido llevaba también carne y tocino.
Parece ser que con cierta frecuencia se veía parado delante del local un carruaje del Palacio Real que venía a buscar el cocido para la Infanta Isabel, La Chata, y su hermano, el rey Alfonso XII.
En esta zona de Madrid vivían por aquel entonces muchos asturianos que venían a visitar el local de su paisana, mujer que era conocida por su bondad, amabilidad y generosidad.
Desde su apertura la taberna no ha cerrado nunca, ni siquiera durante la Guerra Civil.
Otro dato a resaltar que nos enorgullece, es el hecho de que destacan que en La Bola, de las cuatro generaciones que ha habido al frente de nuestra familia, todas han sido capitaneadas por mujeres excepto la tercera. Está claro, que en La Bola, la cosa va de mujeres.
Un saludo. ¡Esperamos que os guste el artículo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario