Esta semana, desde Taberna La Bola, destacamos un monumento muy especial de la ciudad y del cual no hace falta remontarse muchos años para saber de su existencia: La Catedral de la Almudena. Una de las catedrales más modernas de España y con numerosas curiosidades.
La catedral de Santa María la Real de la Almudena es la sede episcopal de la Archidiócesis de Madrid. Se trata de un templo de 102 metros de longitud y 73 de altura, construido durante los siglos XIX y XX en una mezcla de diferentes estilos: neoclásico en el exterior, neogótico en el interior y neorrománico en la cripta.
Los orígenes de la catedral de la Almudena pueden situarse en la pequeña iglesia de Santa María de la Almudena, de origen tardomedieval, que se emplazaba a pocos metros de la actual catedral. La villa seguía creciendo pero no disponía de su propia catedral ya que la capital pertenecía a la archidiócesis de Toledo. Ante la necesidad de tener su propio Obispado se intentó ampliar y reformar la pequeña iglesia de Santa María hasta su desaparición en 1868. Finalmente, y tras la necesidad de construir una edificación majestuosa, el día 4 de abril de 1883 el rey Alfonso XII puso la primera piedra del nuevo edificio, que sería la futura catedral de Madrid. Mediante bula dada por León XIII, Madrid disponía de su propia archidiócesis junto con Alcalá de esta forma, la construcción tomó más fuerza. Pero no sería hasta 1971, cuando el Cardenal Tarancón abandonó la Sede de Toledo para ocupar la de Madrid-Alcalá.
Los trabajos de construcción comenzaron por la cripta, construida en estilo neorrománico, con acceso por la Cuesta de la Vega y que no se abrió al culto hasta 1911. El primitivo destino de esta iglesia y especialmente su cripta era ser el mausoleo de la Reina Mercedes (primera esposa de Alfonso XII que al morir sin descendencia no podía ser enterrada en El Escorial). En esa misma época se levantaron los primeros pilares, pero los trabajos quedaron prácticamente abandonados hasta 1950 se convoca concurso para la terminación de las obras. El aspecto del templo cambiaría entonces: se mantenía el estilo gótico del proyecto primitivo para el interior y el exterior sería ahora neoclásico, de esta forma, la catedral se integraría con el estilo del Palacio Real.
Las obras continuaron hasta su paralización en 1965, ante la falta de fondos y de apoyo del ayuntamiento. Transcurrieron casi veinte años hasta que, en 1984, se creó un patronato que consiguió el apoyo de instituciones públicas (que incluían el ayuntamiento y el Gobierno de España, ambos en manos de políticos de izquierda) y privadas para finalizar las obras. La catedral fue consagrada por el papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993.
El 22 de mayo de 2004 fue escenario de la boda del príncipe de Asturias, Felipe de Borbón con Letizia Ortiz, siendo ésta la primera boda en celebrarse en la historia de la catedral.
Como veis, este fue un proyecto de lenta formación que se fue cociendo a fuego lento hasta levantarse una de las catedrales más luminosas y coloridas a la vez que austeras y majestuosas de España. De ahí, que como nuestro cocido madrileño, creamos que las cosas buenas tienen sus ritmos, sus tiempos y culminando así en las mejores obras.
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