jueves, 14 de julio de 2011

Mercado de San Miguel y bonito con tomate

Tras el post anterior dedicado a todos los viajantes veraniegos, retomamos la agenda cultural de nuestra idolatrada capital con un edificio tan funcional como esplendoroso: el Mercado de San Miguel, al lado de la Plaza Mayor. En estos meses en los que tenemos más tiempo libre e incluso llegamos a desperdiciarlo, nuestra recomendación siempre será la de meterse en la cocina y probar a imitar las recetas degustadas en La Bola, posiblemente con poco éxito debido al inigualable don de nuestros cocineros y cocineras.... Pero en todo caso, para conseguir cierto parecido se debe contar con las mejores materias primas, ya sean legumbres, carne, pescado o vegetales. Y a no ser que tengamos huerto, piscifactoría o granja en el jardín trasero, el Mercado de San Miguel es la mejor opción.


El mejor ejemplo de la arquitectura del hierro en Madrid se encuentra en este mercado de 1916, que actualmente es todo un templo de la gastronomía, formado por un conjunto de 33 puestos de exquisitos productos y escogidas materias primas, tanto de venta como de restauración, y una cuidada decoración que hacen de él un elegante espacio de múltiples usos en pleno casco histórico.

En la época medieval esta zona era mercado abierto, rodeado de puestos (cajones) dedicados a la compra-venta de los productos artesanales producidos por los gremios. En la época de José Bonaparte se mandó derribar la antigua iglesia parroquial de San Miguel de los Octoes. En su lugar quedó una plazuela en la que se proyecta construir el mercado que heredaría el nombre de la antígua parroquia. En 1809 era un mercado "al descubierto" especializado en la venta de pescado. Fue construido el mercado cerrado entre 1913 y 1916 bajo la supervisión del arquitecto Alfonso Dubé y Díez, inspirado en otros mercados europeos realizados en hierro al estilo del de Las Halles de París. Sin embargo, su actividad comercial es muy anterior, como señalábamos, ya que en su ubicación existía antes un mercado de comestibles al aire libre.

Para evitar su defunción, un grupo de particulares con intereses arquitectónicos y gastronómicos han formado la sociedad: El Gastrónomo de San Miguel, actual dueña mayoritaria del mercado. Su objetivo es resucitar y mejorar su actividad tradicional creando un mercado que tiene como referencia el de La Boquería de Barcelona; con una oferta centrada en productos de gran calidad, alimentos de temporada, asesoramiento gastronómico, posibilidad de probar aquello que va a formar parte de la cesta de la compra, comer de picoteo o tomándose tiempo, con la ventaja de horarios flexibles. Pero además, El Gastródomo de San Miguel quiere formar parte de la agenda madrileña de eventos realizando diferentes actividades relacionadas con el ocio y la cultura, ayudando a revitalizar el casco antiguo de la capital.

Vosotros, los cocinillas que añoráis el humilde mercadito de antaño y aborrecéis las grandes superficies impersonales y frenéticas, podéis acercaros los Lunes, Martes, Miércoles y Domingos de 10:00 a 24:00 y los Jueves, Viernes y Sábados de 10:00 a 02:00. Para el resto, los que asumís que esto de la cocina no se os da bien y preferís dejarlo en manos de profesionales, pasaos por La Bola para saborear un auténtico manjar de temporada, el Bonito con tomate:

www.labola.es

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